Se acaba de publicar en la editorial Tirant Humanidades (2019) la obra Las manifestaciones culturales del exilio vasco en Argentina, Uruguay y Chile (1939-1960), de la que son autores José Manuel Azcona, Ana Urrutia y Julen Lezamiz.
Dentro del ámbito musical y como parte esencial de la cultura vasca, el folklore fue uno de los pilares de unión de los exiliados vascos. Las canciones populares y las danzas fueron las que mantuvieron vivas la tradición y la identidad vascas, sobre todo por una poderosa razón: estaban tan arraigadas en el pueblo que habían pasado a ser sus mayores aficiones. El folklore se extendió primero por las fiestas patronales y los aniversarios llegando finalmente a las grandes fiestas, las Semanas Vascas, compuestas de actuaciones y romerías populares con representación de diferentes colectividades vascas. El folklore también impulsó la creación de Saski Naski, el mayor espectáculo coreográfico-musical de todo el exilio vasco.
En las artes plásticas destacó la pintura, y en concreto, la pintura etnográfica de trasfondo nacionalista, de la mano de su mayor exponente, Mauricio Flores Kaperotxipi, uno de los pocos pintores que pintaba motivos vascos y de calidad. En el ámbito de la literatura y de la prensa escrita, Argentina llevó el peso de la continuidad cultural iniciada por el Gobierno Vasco en 1936 creando la Editorial Ekin, el ente cultural más importante de todo el exilio vasco; la prensa escrita en Chile se orientó al servicio de la nación vasca mientras la prensa escrita en Uruguay abogaba más por el mantenimiento de las tradiciones vascas.